Comer es uno de los mayores placeres de la vida, especialmente cuando lo haces en un restaurante. Es una experiencia estupenda que va más allá de la comida, permite socializar con familia y amigos, y crear nuevos lazos.
Sin embargo, comer en un restaurante no está exento de riesgos, hay una serie de alimentos que deben evitarse por razones de seguridad y salud. Desde los riesgos bacterianos hasta las preocupaciones por la contaminación cruzada, estos artículos tienen el potencial de convertir una deliciosa experiencia en una tarde de arrepentimiento.
“En teoría, casi cualquier artículo alimenticio podría estar contaminado, pero algunos conllevan más riesgos que otros”, dice Keith Warriner, profesor del departamento de ciencias alimentarias de la Universidad de Guleph.
Guarniciones de bebidas
Los cócteles y los cócteles sin alcohol son parte de la experiencia cuando se disfruta de una noche en la ciudad, pero esos aderezos sofisticados que adornan su bebida, ya sea que estén en el borde de su vaso o ensartados y caídos, pueden tener serias consecuencias si son comidos.
“Las guarniciones son geniales para las imágenes, pero pueden estar sujetas a todas las formas de contaminación”, dice Jason Tetro, microbiólogo y autor de The Germ Code.
“La mayoría de las veces, se mantienen a temperatura ambiente y son manejadas continuamente por varias personas, incluidos los clientes si están sentados en el bar. El riesgo de exposición a patógenos, no solo gastrointestinales, sino también a otros, incluyendo infecciones respiratorias y posiblemente paperas, significa que estos elementos deben permanecer fuera de la boca” asegura el experto.
Agua del grifo
Ordenar varias botellas de agua en un restaurante puede realmente sumar a su factura, pero a veces vale la pena el precio. Aunque el Gobierno de Canadá señala que los suministros de agua potable canadiense son de “excelente” calidad, puede recoger trazas de contaminantes con los que entra en contacto, incluidos minerales, limo, vegetación, fertilizantes y escorrentía agrícola.
Jugo recién exprimido
Una cosa es que vayas a un bar de zumos y pidas un brebaje que esté mezclado ante tus ojos y que bebas enseguida. Pero si pides zumo recién exprimido en un establecimiento y no sabes cuándo se lo exprimió, es posible que no obtenga el producto más fresco después de todo.
“Los jugos son seguros si están preparados con ingredientes frescos y se consumen dentro de las 24 horas siguientes”, dice Warriner. Además, si el jugo ha estado almacenado a temperatura ambiente durante más de cuatro horas, puede ser un caldo de cultivo para las bacterias.
Comida buffet
El buffet de “todo lo que pueda comer” es una bendición para los padres que salen a cenar con niños, ya que les ofrece una amplia gama de opciones, pero puede que no sea la opción más segura.
“Los alimentos bufé generalmente se entregan rápidamente y, por lo tanto, no son motivo de gran preocupación”, dice Tetro. “El problema real viene en la preparación de la comida de modo que pueda haber una posibilidad de contaminación cruzada”.
Pescado el lunes
En un ensayo para The New Yorker, Anthony Bourdain explicó por qué pedir pescado en un restaurante los lunes rara vez es una buena idea. Se trata de cronometrar.
Los chefs, dice, piden su marisco los jueves para la entrega del viernes por la mañana. El objetivo es vender la mayor parte entre los ocupados turnos de la cena del viernes y el sábado, con la esperanza de que el último se sirva el domingo por la noche.
“Muchos proveedores de pescado no hacen entregas los sábados, por lo que es probable que el atún de lunes por la noche que quieres ha estado dando vueltas en la cocina desde el viernes por la mañana, bajo Dios sabe qué condiciones”.
Además, durante esas ocupadas noches de fin de semana, la nevera se abre varias veces mientras los cocineros buscan frenéticamente los ingredientes. Como resultado, ese pez podría entrar en contacto con cualquier cantidad de otros alimentos, como cordero, pollo o ternera.
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