Desde que nacemos, o quizás antes, somos insertados con esta energía tan destructiva, que limita todas nuestras posibilidades de vida.
Es hora de cambiar nuestra percepción acerca de los miedos, pues tenemos el perfecto derecho de ser felices y vivir en armonía, de lograr estados de felicidad sin que tengamos integrado ese concepto en nuestra mente y por ende en nuestro subconsciente.
Si bien es cierto que hemos sido confrontados a situaciones que provocan el miedo, también es cierto que estos hechos son producto de la imaginación humana. No podemos negar por ejemplo, que alguien que ha sido torturado, no haya incrementado este flujo, más si observamos con atención, la tortura, ya sea física, emocional o mental, es realizada por personas de carne y hueso, que han creado fórmulas para mantenernos atrapados. El miedo surge como un efecto de dominación y poder.
Podemos liberarnos de este miedo, si lo conocemos y transformamos a nuestro favor. Apoyamos esta aseveración con una frase de Hermann Hesse quien dice “Solo se tiene miedo cuando no se está de acuerdo con uno mismo”.
Todo este texto se encuentra en la contratapa de mi libro, llamado exactamente como se manifiesta en el título de este artículo, cuya escritura está basada en hechos reales; situaciones trabajadas con personas de diversas condiciones tanto culturales como emocionales y en la diversidad de género y edad.
A su vez, existen otros miedos que no dependen de la conducta humana, estos tienen que ver con los fenómenos de la naturaleza, cuya manifestación es tan cruenta como lo hemos podido apreciar, es el caso de tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, etc.
Aun así, existen formas de transitar por aquellas experiencias dominando el miedo y manteniendo la calma a fin de poder encontrar la perfecta solución en el momento del acontecimiento.
En la vida todo tiene solución, nada es tan absoluto, basta con saber enfrentar los hechos desde una perspectiva mayor y de esa forma lograr un mejor o mayor resultado.
PAOLA RIOSECO PRADO
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