La crisis política, social y económica que vive Venezuela, afecta cada día a todos los sectores del país. Sin embargo, hasta ahora la capital, Caracas, no había sufrido los cotidianos apagones que sí vive el resto de los estados.
Los apagones continuos se han convertido en algo común en las zonas rurales del país desde que las autoridades implementaron planes para reducir la carga de la infraestructura energética de Venezuela.
Pero Maduro fue tomado por sorpresa el martes, cuando un apagón no programado arrojó a la capital de la nación, Caracas, en el caos durante un ajetreado día de trabajo. Los restaurantes y los bancos estuvieron cerrados por varias horas, y los pasajeros se vieron obligados a caminar a casa debido a que el apagón también afectó partes de los estados vecinos de Miranda y Vargas.
Las interrupciones generalizadas son raras en Caracas, la ciudad capital del país y sede del gobierno. Pero el apagón del martes fue la segunda vergüenza relacionada con la potencia en los últimos días para el presidente. Las luces se apagaron en una reunión clave del partido socialista el lunes por la noche, justo cuando el partido de Maduro estaba votando para otorgarle mayores poderes.
Maduro aseguró que el corte aislado del lunes fue un “sabotaje”. Mientras que funcionarios dijeron que el apagón generalizado ocurrido el martes fue provocado por una toma de corriente derribada en un remoto parque nacional.
No obstante, la realidad es que este es un escenario común en el resto del país, donde los apagones se viven diariamente. Algunos programados, otros espontáneos, y que pueden durar desde minutos hasta horas.
Muchos venezolanos están luchando por adaptarse a la grave crisis eléctrica, en Zulia, los residentes se han acostumbrado a comprar sus alimentos todos los días, porque no pueden confiar en que sus refrigeradores permanezcan funcionando por mucho tiempo. Muchos duermen afuera porque no hay aire acondicionado.
Zulia es el corazón histórico de la industria energética venezolana y fue conocido por décadas de opulenta riqueza antes de que la crisis económica sumergiera a sus 3.7 millones de habitantes en una vida de penumbra.
Las seis centrales eléctricas estatales de Zulia tienen suficiente petróleo para generar electricidad, pero la falta de mantenimiento y las piezas de repuesto causan averías frecuentes, dejando a las plantas funcionando al 20 por ciento de su capacidad, dijo Angel Navas, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Electricidad.
Por su parte, el ministro de Energía, Luis Motta, anunció en julio que los cortes de energía de hasta ocho horas por día serían la norma en Zulia, mientras las autoridades desarrollaban un plan de “estabilización”.
Esta situación ha dejado en todo el país, millones de electrodomésticos dañados, que no pueden ser reemplazados por los ciudadanos, cuyos ingresos no alcanzan ni siquiera para cubrir las necesidades básicas.
Incluso, lugares tan importantes como los hospitales, han sufrido la grave crisis. Además de no tener suministros para atender a los pacientes, los apagones dejan constantemente a oscuras a los galenos en medio de cirugías e imposibilitan la atención en departamentos como los cuidados intensivos, donde la mayoría de equipos requieren electricidad para funcionar.
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