El mundo que no queremos

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    “Si no queremos más refugiados, entonces paren los bombardeos”.

    Todos los días nos despertamos y casi de inmediato nos llegan por los diferentes medios las peores noticias: algún evento violento, masacres, ataques terroristas, bombardeos, refugiados muriendo… Pareciera que el mundo estuviera bajo una demencia colectiva y estuviéramos predestinados a una destrucción masiva.

    La guerra fría ha iniciado y tiene como protagonistas a la OTAN, USA y Rusia. En Siria se está desarrollando una “guerra proxy” o también llamada “guerra subsidiaria”, es decir, las grandes potencias llevan una guerra allí con el fin de apoderarse del país a través de mercenarios, sin necesidad de enfrentarse entre ellas directamente.

    En Europa crece cada día más la ultraderecha y con ella viene el paquete completo: la xenofobia, la violencia y el renacimiento de los grupos Nazis. Así es que la sombra de la  guerra reaparece, tomando fuerza y apoderándose sigilosamente del continente europeo.

    La Unión Europea ve con terror la llegada de refugiados, sin tener en cuenta la otra cara de la moneda que involucra al Trío de las Azores, quienes produjeron la guerra en Irak, desencadenando entre otras muchas cosas, la violencia inusitada que padece desde hace años Asia. Hoy se mira como error la intervención en Libia, Irak, Afganistán y ahora en Siria.

    Turquía va por camino de convertirse en otro dolor de cabeza, pues ya muchos hablan de un  autogolpe solo para eliminar físicamente a la oposición.

    Estas guerras no son para nada fortuitas, pues detrás están las grandes empresas armamentistas que ganan billones de dólares con las conflictos regionales; me atrevería a decir que estas disputas prolongadas en Irak, Siria y Afganistán no están prontas a acabarse, pues no existe una voluntad real para ponerles fin, básicamente porque generan millonarias ganancias para los que están detrás del telón.

    Entonces, ante este deprimente panorama de guerra mundial, ¿tiene la humanidad alguna opción para vivir en paz?

    La respuesta es un rotundo sí, pero para ello existen varias acciones a realizar. Lo primero  es luchar para que el derecho de ser informado no se nos arrebate, ya que a nivel mundial se trata de manipular la información con unos medios que pretenden alienar las mentes, creando el hábito de no pensar y solo absorber lo que se nos muestra sin conocer realmente la verdad.

    Lo segundo, es poner nuestro grano de mostaza, y para ello no necesitamos hacer grandes  acciones, solo basta en hacer una pequeña cosa a la vez; recordemos que la mayor parte de las grandes trasformaciones en la humanidad se han logrado con la sumatoria de pequeños gestos.

    Por ejemplo, no mire a los refugiados como un problema, ellos son el fruto de un país en conflicto que privilegia los intereses políticos y económicos sobre su patrimonio humano. No seamos tampoco indiferentes con el dolor de las víctimas, no importa donde se encuentren,  nos debe doler tanto los que fallecen en un atentado en París como los que mueren en Kabul.

    Lo realmente importante es no caer en el error de pensar que la crisis actual del mundo se debe a una guerra religiosa, cuando en realidad no es más que una manipulación de la información que busca justificar a toda costa la invasión de países musulmanes.

    Pero sobre todo, no asuma que porque una persona viste diferente a usted, piensa diferente, u ora de otra manera, es un terrorista, se trata simplemente de otro ser humano que como usted tiene sueños, deberes y derechos.

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    Por César Rendón

     

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    César Rendón, es abogado, director de una fundación en Canadá. desde el 2008 es el Editor en jefe del periódico La Prensa de Canadá. Se le otorgo un reconocimiento por parte del Cónsulado de Colombia en Calgary, la Cámara de Comercio Latina de Alberta, galardono en el 2011 a La Prensa como mejor medio de comunicación.