A pesar de que Venezuela atraviesa por una fuerte crisis, con la escasez de comida, medicamentos, gas doméstico, gasolina, dinero en efectivo, repuestos automovilísticos, entre otros, la minería pareciese no verse afectada.
El Arco Minero de este país es mundialmente conocido por sus atractivas piedras, pero también por los negocios nada legales. Algunos venezolanos han viajado durante días, para poder llegar hasta el norte del estado Bolívar e ingresar en este negocio para ayudar a sus familias.
Estas personas deben iniciar sus trabajos a las seis de la mañana, con la esperanza de que en 12 horas continuas de búsqueda, consigan alguna señal de la existencia de oro.
Uno de los sectores más populares para la recolección de oro es Las Claritas, municipio Sifontes. Allí, el pago por gramo, individual según lo que cada uno encontrara, representaba entre 2 y 2,5 millones de bolívares. Asimismo, si hallan a tres gramos, podían recibir 7,5 millones en tan solo un día.
Desde el 1° de noviembre, en Venezuela el salario mínimo se ubicó en 177.507 bolívares, sumado a esto los trabajadores reciben bono de alimentación, de 279.000 bolívares, cobrando un total de 457.507 bolívares, esto por un decreto firmado por Nicolás Maduro, presidente de la República.
Debido a la diferencia entre las ganancias que perciben los mineros en comparación con empleados asalariados, miles de personas prefieren abandonar ciudades y oficinas para cambiarlas por selvas y barrancos, en los que conviven desde adolescentes hasta adultos que pueden superar los 60 años de edad.
Muchas personas que trabajan en esta área, aseguran que a diferencia del resto del país, allí abundan alimentos y medicinas, pero los precios superan los estipulados por la Superintendencia Nacional de Precios Justos (Sundde).
Es así como miles de personas arriesgan sus vidas, en lo que para muchos podría ser la última opción para mantener a sus familias, en un país donde la inflación se espera que cierre el año a 1.400%.
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