Dicen que el peligro tiene olor y eso fue lo que sintió el abogado de Derechos Humanos, César Rendón, cuando se encontró por primera vez con la familia de Alcides Torres, junto a una escultura de Botero en la ciudad de Medellín, Colombia.
Los Torres le explicaron que su hermano había sido capturado por el Ejército de Colombia junto a Ángel David Quintero en la zona de Urabá, para finalmente ser entregado a los paramilitares. Después de esto, nada se sabía de la suerte de los dos campesinos.
En los años 90 y a principios del 2000, los grupos paramilitares actuaban en Urabá una región de gran diversidad cultural y con una posición estratégica en cuanto al comercio de banano y otros mercados- con total impunidad, hacían masacres, torturaban, desaparecían y desplazaban personas (refugiados internos) con el beneplácito del Estado Colombiano. Se cree que en estos años hubo más de 20 mil víctimas, de las cuales hay una impunidad casi absoluta.
Muchos desconocen que en esta zona el enfrentamiento se dio entre dos grupos guerrilleros: el EPL contra las FARC.
El EPL dejó las armas como guerrilla pero muchos de sus miembros se convirtieron en paramilitares de la ultraderecha, lo cual fue aprovechado por el gobierno para armarlos y crear una guerra sin límites contra las FARC; uniendo en un maquiavélico proyecto a los asesinos de los carteles de las drogas y a este grupo de exguerrilleros. Esta unión no sólo se dedicó a combatir la guerrilla sino también a despojar a millones de campesinos de sus tierras, convirtiéndose en un poderoso cartel de drogas que sembró rápidamente el terror por todo el país.
La historia:
Alcides Torres y Ángel David Quintero eran unos campesinos que vivían en esta zona bananera; fueron capturados por el Ejército de Colombia, Brigada XVII y trasladados a la Fiscalía, que en esa época quedaba dentro de las instalaciones del Ejército. Allí fueron recluidos en un cuarto que hacía de cárcel, siendo custodiados por los militares, específicamente por el grupo de inteligencia llamado “B2”.
Esta Inteligencia militar (B2) estaba bajo las órdenes del coronel Plazas Acevedo y, a su vez, estaba bajo el mando del General Rito Alejo del Río.
Ningún abogado quería tomar el caso por el peligro que representaba, pues ya habían sido asesinados varios testigos del hecho. Sin embargo, después de muchas discusiones, la familia y el abogado decidieron presentar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Washington).
La represión no se hizo esperar. Después de una reunión de la familia de Alcides con el abogado César Rendón y su compañera, la también abogada María del Carmen Florez, esta última fue retenida por los paramilitares con la ayuda del Ejército, para ser torturada y posteriormente asesinada.
Poco después, alertaron al abogado Rendón sobre un atentado que se tenía preparado en su contra, por lo que ese mismo día tuvo que huir de Urabá.
Con el pasar de los años empezó a salir a la luz toda la verdad de la historia. El 16 de Diciembre de 1995, el jefe paramilitar Ever Veloza, conocido en el mundo criminal como “Cara de pollo”, recibió la orden del máximo jefe paramilitar Carlos Castaño, de ir a la Brigada XVII del Ejército a recibir unos detenidos para luego desaparecerlos.
A las instalaciones del Ejército llegaron varios paramilitares, entre ellos Ricardo Lora (alias “La Marrana”), los miembros del Ejército, el Sargento Julio Vanegas Ruiz y la Sargento Belkis Margarita Villarruel Molina, pertenecientes al B2. A estas personas fueron entregados los campesinos, quienes salieron de la Brigada en un Jeep de color rojo que pertenecía al ejército.
El Jeep rojo llegó a las instalaciones del aeropuerto de Turbo que está controlado por la Marina de Colombia, allí los esperaba un grupo especial del Gaula (grupo conformado por la policía y el ejército de Colombia) que era comandado en esa época por el coronel Danilo González, quien fue una de las personas que dio de baja a Pablo Escobar y que ganó popularidad por la novela “El Cartel de los Sapos”.
En el aeropuerto, los campesinos fueron trasportados en una avioneta propiedad del cartel de Cali junto con los hombres del Gaula.
La aceptación de la verdad
Despuéss de una lucha jurídica de máss de 20 años, el Estado Colombiano ha aceptado la responsabilidad en el desaparecimiento de Alcides Torres y Ángel David Quintero. En un hecho histórico por recomendaciones de la CIDH, Colombia pidió perdón público a la familia Torres en la ciudad de Calgary, Canadá.
Datos de interés
– Muchos paramilitares han declarado como tenían contacto directo con el General Rito Alejo del Río y el Coronel Plazas para coordinar secuestros y asesinatos, sin embargo, nunca han sido vinculados a este proceso, aunque fuesen ellos los directos responsables.
– En total, fueron asesinadas 10 personas más que estaban involucradas directa o indirectamente con este caso, entre ellos 2 hermanos de Alcides Torres y su suegro.
– El abogado que lleva el caso, César Rendón, se encuentra refugiado en Canadá, así como la familia Alcides Torres.
– Uno de los jefes paramilitares que trató de asesinar al abogado Rendón, vivió en la provincia de Quebec bajo el programa de refugio.
– El fiscal que tuvo bajo su custodia a Torres y Quintero, recibió dinero de los paramilitares para falsificar documentos y desviar la investigación. Nunca fue vinculado a este caso.
– El Coronel Danilo González se convirtió en un miembro del Cartel de Cali, amasando una fortuna gigantesca. Fue asesinado por el propio Cartel.
– Rito Alejo del Río recibió un homenaje por parte del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez. Le retiraron la visa de EEUU por sus vínculos con el paramilitarismo y, actualmente, se encuentra detenido y condenado a 25 años de cárcel. Tampoco ha sido investigado por este caso.
– El Coronel Plazas duró 15 años huyendo de la justicia por el secuestro y asesinato del empresario israelí Benjamín Khoudari y, además, está siendo investigado por el asesinato del humorista Jaime Garzón y del candidato a la presidencia de Colombia, Álvaro Gómez. No ha sido vinculado a este caso.
– Los miembros del Gaula (policía y ejército) que trasladaron a Torres y Quintero en una avioneta del Cartel de Cali nunca han sido investigados. Solamente han sido condenados algunos militares sin importancia y el paramilitar Ricardo Lora
– Hasta el momento nadie sabe cuál fue la razón para desaparecer estos campesinos y se desconoce su suerte final.