Con 58 años, Martha Álvarez cuenta su historia, de cómo su padre debió pagarle un boleto de avión para de Colombia a Boston, debido a que nunca oculto su gusto por las mujeres. Debido a esto, recibía constantes amenazas, tan descabelladas como que la única forma de corregirla era violándola.
Años después, decidió volver a su país, pero terminó inmiscuida en problemas legales y pasó ocho años en prisión. Allí comprobó que la discriminación contra los homosexuales seguía intacta, tal cual como cuando abandonó su hogar.
El tiempo que pasó tras las rejas, no pudo recibir visitas íntimas de su pareja. Cuenta que “para las heterosexuales había permiso todos los sábados, para mí nunca. Me inventaban faltas disciplinarias para enviarme al calabozo, me decían que era inmoral, que podía poner en peligro la seguridad del lugar si permitían que me viera con otra mujer. Ni un beso podía dar”.
Por esto, el Estado colombiano ofreció disculpas públicas a Martha, cumpliendo las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta sería la primera vez que Colombia le pide perdón a una lesbiana y admite haber violado sus derechos.
“Esto es importante para mí porque me permite sanar, pasar la página, el caso fue llevado a instancias internacionales en 1996, pero también para las otras, lesbianas o no, a las que no respetan por el hecho de estar en la cárcel”, explicó.
Otras medidas que exigió la CIDH, son jornadas en los centros penitenciarios para fomentar el respeto y conocimiento de las personas LGBTI, que se encuentran cumpliendo su condena.
Gracias al caso de Martha, en diciembre de 2016 la dirección del sistema penitenciario pronunció un nuevo reglamento en el que se garantiza, en las 136 reclusiones del país, la visita íntima entre parejas del mismo sexo.
“Colombia es un Estado que ha realizado enormes esfuerzos para lograr la igualdad de derechos de las personas sin importar su género o su orientación sexual”: @EnriquegilbGil ¡Entérese! https://t.co/iTmLuIH2GO pic.twitter.com/YgMn7ajPNw
— MinJusticia Colombia (@MinjusticiaCo) December 6, 2017
“Colombia es un Estado que ha realizado enormes esfuerzos para lograr la igualdad de derechos de las personas sin importar su género o su orientación sexual”: @EnriquegilbGil ¡Entérese! https://t.co/iTmLuIH2GO pic.twitter.com/YgMn7ajPNw
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“Veo que pocas cosas han cambiado. Se me han acercado a decirme que pasan por situaciones parecidas a la mía, difíciles. Por eso, esto es un logro y un paso más hacia la igualdad. Aquellas personas LGTBI que se encuentran en las cárceles merecen un trato digno y humano. No pueden ser objeto de los prejuicios y la discriminación”, resaltó.
Martha regresó a la cárcel El Buen Pastor en Bogotá, para recibir las disculpas públicas del Estado en palabras del ministro de Justicia, Enrique Gil Botero. El funcionario, se dirigió a los presentes desde una tarima forrada con los colores de la bandera del orgullo gay, en lo que hace años hubiese parecido imposible.
El ministro expresó, “nos reunimos, con el fin de reivindicar la vida de Marta Álvarez, pues sin justificación alguna, el Estado violentó su derecho a la igualdad mientras se encontraba privada de la libertad y le negó la visita íntima, con base en prejuicios debido a su orientación sexual”.
Luego de tan fuerte lucha, Martha asegura que sirvió no haberse quedado callada. En unos días regresará a Boston para continuar con su trabajo como técnica de farmacia, junto con su esposa que conoció en prisión. Pronto se publicará su libro titulado “Mi historia la cuento yo”, en donde relata su lucha y doble condena siendo lesbiana en una cárcel colombiana.
