El presidente socialista venezolano, Nicolás Maduro, acusó el jueves a la administración de Trump de intentar asesinarlo, debido a la tensión de las relaciones entre las naciones ideológicamente opuestas.
La Casa Blanca no proporcionó un comentario de inmediato. Sin embargo, la oposición de Venezuela asegura que Maduro hace ridículas acusaciones a los enemigos para desviarse de su propia incompetencia.
Más de 2 millones de venezolanos han huido de la nación rica en petróleo desde 2015, expulsados por la brutal escasez de alimentos y medicamentos, la hiperinflación y los delitos violentos. Washington impuso sanciones a Venezuela, denunciando a Maduro como un dictador que ha anulado los derechos humanos y ha provocado un colapso económico.
El miércoles, la Casa Blanca acusó al gobierno de Maduro de estar involucrado en la muerte de un político venezolano encarcelado, a quien las autoridades señalan de haberse suicidado, pero que los partidos de oposición dicen que fue asesinado.
En una de sus acostumbradas transmisiones en cadena nacional obligatoria, Maduro declaró que Estados Unidos le había pedido al gobierno de la vecina Colombia que lo matara. “Han dado la orden desde la Casa Blanca de que maten a Maduro”, dijo Maduro y juró que “ni siquiera tocarán uno de mis cabellos”.
Maduro no dio una explicación para sus acusaciones y no proporcionó ninguna evidencia. Asimismo, el Ministerio de Información de Venezuela no respondió a una solicitud de información adicional.
Maduro sostiene que es víctima de una “guerra económica” encabezada por adversarios respaldados por los Estados Unidos. Él niega limitar las libertades políticas, insistiendo en que los líderes de la oposición apoyados por Washington han tramado intentos de asesinato y han tratado de derrocarlo mediante violentas protestas callejeras.
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