Reconociendo nuestras sombras

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    El modelo de las enseñanza antigua era esconder las debilidades, pues era mostrarse frente al mundo, frágil o inconsistente, lo que demarcaba un peligro para la personalidad. Se intentaba manejar una gran imagen de sí mismo frente a los demás y, ocultar aquello que no comprendíamos o simplemente consistía en rechazar esas zonas oscuras, para querer ser “lindos” y “puros” frente al mundo.

    Esa ha sido una de las grandes trampas del ser humano, postularse en pos de otros y olvidarse de sí mismo. En esa aventura, se manifiesta la más grande de las mentiras, pues al concretar aquello, no había otro remedio que ocultar cualquier sentimiento o emoción adversa que se pudiera tener.

    No se permitía transitar por un flujo emocional, para los hombres estaba prohibido llorar, mientras que a la mujer se le permitía llorar, pero no mostrar ira. La distorsión provocada por tal actitud, fue generando en la humanidad el culto a la mentira, donde las verdades eran manipuladas al extremo de permitir que aquellos que lo hacían, extrajeran grandes beneficios de los más débiles, sacando el máximo de provecho para ellos mismos.

    Hoy en día afortunadamente las cosas han cambiado sustancialmente, los hombres pueden llorar y mostrar sus emociones,  y a las mujeres se les permite enojarse, esta todo más a la luz.

    Son pocos los que saben que detrás de nuestras sombras se encuentra nuestro verdadero poder, especialmente cuando se saben manejar las emociones, ya que al encauzar las energías se puede direccionar el flujo hacia algo verdaderamente constructivo en la conducta humana.

    Enfrentar nuestras zonas oscuras, permite reconocerlas y acogerlas, transformarlas y darles un cause diferente, ya que, si se esconden, se potencian y se les ofrece mayor fuerza a la oscuridad, logrando incluso a llegar a factores de gran destrucción.

    Nada más sano que saber enfrentarse al sí mismo con todas sus aristas, con las fortalezas y debilidades, el conocerse en profundidad, genera una apertura importante y especialmente ofrece un camino de salida a todo aquello que ha estado oculto en el miedo.

    El mayor enemigo del amor, es el miedo pues reprime a la humanidad y potencia sus debilidades, pero si esas debilidades son mostradas, se pueden llegar a convertir en fortalezas, pues se les da el permiso para manifestarse y saber cuáles son sus mecanismos y cómo funcionan, desde ahí, se pueden volver a reeducar y darle conciencia, permitiéndoles manifestarse en pos de avanzar y crecer, y no detenerse.

    Atreverse a encontrar y reconocer las zonas erróneas puede obtener muchos beneficios, pues estas dejarán de estar en la oscuridad y así se podrá vencer el miedo u otros detonantes, además de obtener grandes beneficios para su vida.

    Por Paola Rioseco Prado

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