Luego de la muerte del colombiano Pablo Escobar, sus excentricidades quedaron caminando por las calles colombianas. Este es el caso de los cuatro hipopótamos que eran parte de su zoológico privado, que actualmente son 50, luego de haberse reproducido durante años.
Carlos Mario Zuluaga, director de la Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare), explicó que “decomisaron todo lo de Escobar, se llevaron todos sus animales (jirafas, rinocerontes) menos esos. Una especie invasora, que entró de forma ilegal al país y que representa un peligro para la biodiversidad colombiana”.
El especialista ha pedido ayuda para poder sacar a los hipopótamos del municipio el Doradal en Antioquia, dado que allí los animales se acomodaron y reprodujeron. “Dicen que hay 50, pero podrían ser más. Es difícil contarlos. No son vacas, no podemos acercarnos, son animales salvajes, que están en estado silvestre”, agregó.
Durante el 2018, tienen la esperanza de lograr reubicar al menos a seis de estos animales, en un zoológico de la región. Aseguró, que “son un riesgo para la población ribereña. No podemos esperar a que ocurra una tragedia”, e indicó que los primeros de estos mamíferos originarios de África llegaron a Antioquia desde Estados Unidos por orden de Escobar.
Zuluaga, aclaró que la responsabilidad sobre estos animales corresponde a la oficina de estupefacientes, por ser parte de los bienes del narcotráfico, el Consejo de Estado tuvo que dictaminar una sentencia que los obligaba a ofrecer dinero, para llevar a cabo algunos procesos de esterilización y garantizarle el sostenimiento de esas especies.
En ese momento, Los 500 millones de pesos, equivalentes a unos 170.000 dólares que dieron se utilizaron para esterilizar a cinco hipopótamos y contratar biólogos para que permanentemente los supervisen.
De igual forma, el biólogo de Cornare, David Echeverry, junto a investigadores de varias universidades, han realizado diversas investigaciones sobre el comportamiento de estos animales y han informado que Colombia es el país fuera de África en donde más de estos animales se encuentran.
“No tenemos un manual para manejarlos. Son muchos, están sueltos, libres, pesan hasta tres toneladas y pueden alcanzar velocidades de hasta 30 kilómetros por hora”, denunció al experto a la vez que puntualiza: “También comen mucho, hasta 50 kilos de pasto al día, y sus pisadas generan daño en los bosques”.
De paseo por el Doradal
En septiembre de 2017, un hipopótamo se paseó por las calles de Doradal. Los ciudadanos de la localidad utilizaron sus teléfonos para grabar el suceso. El temor es que los hipopótamos ataquen a los pescadores que trabajan en las aguas en donde se mueven y que el desplazamiento de otros animales ponga en riesgo la fauna nativa.
Echeverry, aseveró que animales como la nutria, el chigüiro y el manatí se han desplazado, por la presencia del imponente animal. “Los hipopótamos son muy fuertes. No tienen problemas de reproducción, son tolerantes a la hambruna y a la sequía, a cualquier condición climática, en su hábitat natural estarían amenazados por grandes felinos, por cocodrilos, pero acá no son presa de ninguna otra especie. Están libres y con todas las condiciones para reproducirse”, puntualizó.
