Cuando el ser humano sustenta una creencia, se afirma en ella hasta que la hace propia y de esa manera adquiere un hábito, formando así su conducta como una forma de llegar a convertirla en costumbre, la que se hace parte habitual en su vida.
Todo esto se fundamenta en que las personas necesitan afirmarse en algo para poder sentirse seguros, de lo contrario navegan en un mundo incierto que hace que su certeza se vea debilitada y a la vez se sientan a la deriva.
Ahora bien, la pregunta que emerge bajo esta premisa es, ¿dónde se encuentra el verdadero equilibrio?, ¿cuál sería el punto de balance en toda creencia o habito?
Durante este último tiempo, he sido testigo de ciertos líderes, especialmente espirituales, que intentan ofrecer una base para que la gente se sienta comprometida con sus doctrinas, sin embargo y tal como dice la misma biblia, “por sus obras los conoceréis”, en dichas giras, las que han realizado alrededor del mundo, han ido dejando huellas que en lugar de reafirmar las creencias, han ido generando mayores dudas.
Bajo el interés de salvaguardar los intereses de su “iglesia” son capaces de negar hechos tan concretos y reales como ignorar a sus acusadores pidiendo “pruebas concretas” para actuar en consecuencia, dejando en la más completa indefensión a las víctimas de aquellos flagelos y abusos de todo tipo que por largo tiempo sufrieron y han sufrido por parte de los integrantes de aquella institución.
Otros roban a vista y paciencia de sus feligreses. Todos estos hechos no son parte de una calumnia o una invención, esta todo comprobado en los medios de comunicación.
Y he ahí el cuestionamiento, ¿dónde está el perfecto equilibrio de la fe?, ¿cómo se puede salvaguardar una creencia basada en una mentira, cuya verdad está cayendo a pedazos hoy en día?.
Cuando una devoción se convierte en fanatismo, pierde toda identidad, pues de inmediato se produce una confusión en el corazón humano, porque dicho fanatismo obligar a afirmarse en lo que se supone que es una verdad absoluta, aunque dichas verdades estén sustentadas en las historias que han contado y han engañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.
