El Gobierno de Japón y varias empresas tecnológicas y automovilísticas han acordado una hoja de ruta que sitúa 2023 como el punto de partida para la comercialización de vehículos voladores y su uso extendido en el ámbito urbano.
El proyecto para desarrollar el turismo de esta compañía ya cuenta con una financiación de más de 5 millones de dólares (4,4 millones de euros) por parte de empresas del sector automovilístico y los gobiernos de Tokio y Japón.
Unas 400 personas trabajan para la fabricación del coche volador Skydrive, que nació de las mentes de una decena de jóvenes ingenieros que invirtieron su tiempo libre en la creación de un nuevo sistema de movilidad aérea.
Ahora, Toyota es uno de los principales inversores de esta empresa emergente, cuyo objetivo más próximo es participar en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, algo que ya están negociando con la organización del evento.
Tras los juegos, quieren que la salida el mercado de Skydrive sea en 2023, para afianzarlo como medio de transporte urbano en los siguientes años, algo que el Gobierno nipón está dispuesto a acomodar mediante la creación de nuevas infraestructuras y la elaboración de leyes que regulen la circulación de estos vehículos.
Sin embargo, la producción en masa y salida al mercado del automóvil, que sus ingenieros han planeado para 2026, resulta un reto por el elevado coste del producto, que sitúan ahora sobre los 50 millones de yenes (397.000 euros).
Por este motivo, el CEO de Skydrive explicó que el Gobierno de Japón estudia, en un principio, hacer de este tipo de vehículos un servicio público: “Hoy en día no tenemos que poseer el vehículo, sino que podemos compartirlo o usarlo como servicio. Si lo utilizamos como un taxi, el precio es mucho más razonable”.