La más alta autoridad islámica de Arabia SaudÃÂ, el gran muftàAbdelaziz Al Sheij, se ha opuesto a la realización de conciertos y creación de cines en el paÃÂs. Las autoridades habÃÂan anunciado, planes de apertura hacia la reproducción de espectáculos culturales y de entretenimiento, pero la oposición religiosa es radical.
El gran muftÃÂ, ha declarado que dichos espectáculos son de “depravaciónâ€Â, además, cuestiona un importante pilar de la Vision 2030 con la que el prÃÂncipe Mohamed Bin Salmán, hijo favorito del rey y vice heredero al trono, pretende modernizar su paÃÂs.
Según el portal de noticias Sabq, traducido por France Presse, Al Sheij ha pedido a los gobernantes que “no abran la puerta al diabloâ€Â.  Además, añadió: “Sabemos que los conciertos de cantantes y el cine son una fuente de depravaciónâ€Â.
Más de la mitad de la población saudàtiene menos de 30 años, incluso el propio prÃÂncipe acaba de cumplir los 31. Conocido en los cÃÂrculos diplomáticos como MBS, el vice heredero al trono, ha comprendido que para llevar a cabo la transformación de su paÃÂs, anclado en una economÃÂa rentista y dependiente del petróleo, necesita la complicidad de sus súbditos.
Un primer espectáculo de hip hop realizado el pasado octubre, desató una ola de entusiasmo entre la juventud de Riad, la capital saudÃÂ, pero las presiones de los conservadores ya obligaron a cancelar el año pasado varias galas previstas y una intervención del humorista Mike Epps.
Entre la población saudÃÂ, quienes disponen de medios económicos simplemente viajan los fines de semana a Dubái, Bahréin o Londres para disfrutar el entretenimiento de la cultura occidental.
Sin embargo, las personas de menos recursos, se conforman con merodear en torno a los centros comerciales, donde a menudo los hombres jóvenes acosan a las escasas mujeres que salen solas. Algunos consumen alcohol y estupefacientes de contrabando y otros se embarcan peligrosas carreras de coches por las calles de sus ciudades.