La nueva generación, los llamados “millennials”, este grupo de jóvenes que desde hace 20 años han sido criados con la mentalidad de que pueden tenerlo todo con solo desearlo, que merecen el mundo, solo por haber nacido en le época de las innovaciones, sufren un gran golpe cuando salen a la realidad.
Ser únicos y diferentes puede ser un sueño adolescente que siempre ha existido, pero que ha germinado y prevalecido con más fuerza en esta generación debido a las redes sociales, el problema empieza cuando el extraño choque con el mundo real provoca un cambio en sus perfectas proyecciones de vida.
El mundo no es fácil, la vida no es un juego de realidad virtual en el que pueden reiniciar la partida cuando fallan. La perseverancia, la constancia y el esfuerzo, son valores que le han permitido a las anteriores generaciones, seguir adelante a pesar de las dificultades. Hace 50 años, cuando algo se dañaba, se reparaba, ahora el consumismo y el capitalismo han creado una ideología enfermiza de que lo que no sirve se bota. Nadie se esfuerza por reparar lo que se daña.
Y esto se refleja en las relaciones, en la interacción social, los jóvenes no se esfuerzan por crear lazos profundos, todo es reemplazable para ellos. Los smartphones han sustituido a los amigos, ya nadie necesita socializar con otros, cuando las empresas desarrollan tecnologías que alcanzan niveles de inteligencia casi humanos.
Les hemos enseñado a los niños que pueden transformar el mundo con solo soñarlo, cuando lo más importante es transformarse a uno mismo. La realidad no es tan dulce, ni tan fácil como creen y en muchos casos al primer tropiezo, se rinden.
La sociedad actual está cada vez más interconectada, pero a la vez más aislada que nunca, la introversión es la tendencia y el ensimismamiento es la moda. Al no poder crear lazos de afecto fuertes, los valores cambian, el matrimonio no es para toda la vida, tener hijos es una decisión secundaria y lo único que importa es vivir el momento.
Se están creando grupos humanos aislados, los jóvenes no son capaces de comunicarse y entablar una relación saludable. Es muy común ver grupos reunidos en un restaurante y cada uno está concentrado en su Smartphone, solo disponibles para reunirse y sonreír en la foto, que inmediatamente subirán a las redes sociales. Teniendo miles de amigos en Facebook, pero ninguno en persona.
El problema llegará, 20 años más adelante, cuando esa generación de millennials se encuentren en la mitad de sus vidas, sin familia, sin hijos, sin lazos afectivos reales y probablemente sin una base estable para vivir, porque aunque muchos no quieran aceptarlo, es necesario tener estabilidad económica para poder vivir y cumplir esos sueños que tanto ansían.
En los países más desarrollados, se está presentando actualmente un problema con la baja tasa de nacimientos, las sociedades envejecen, y las nuevas generaciones no están dispuestas a comprometerse y establecerse para preservar la especie.
Las parejas en Europa y Japón, tendrían que tener muchos más hijos de los que ahora tienen para interrumpir el impulso demográfico actual que lleva al envejecimiento de la población. Aunque la inmigración es un fenómeno que ayuda a equilibrar estas cifras, su impacto no cambia la realidad. Las sociedades modernas, están en problemas.
Sin embargo, no todo es malo, los millennials tienen una capacidad de invención y adaptabilidad que no se había visto en otras generaciones. La velocidad con que transcurre su vida, los ha acostumbrado a ir un paso delante.
El interés por debates éticos, la conciencia por la preservación del medio ambiente, las tendencias pro aceptación del otro y en defensa de los animales, son algunos de los temas que más profundamente han calado en los más jóvenes.
Al final, no todo es malo, solo es una nueva generación. Tal vez la sociedad aún no termina de entender por completo la forma en que los millennials ven el mundo, así como ellos no entienden a los mayores.
Quizás con un enfoque y orientación adecuados, bajando el ritmo de sus aceleradas vidas y entendiendo que vivir es más que disfrutar y las cosas buenas requieren mucho esfuerzo, esta generación pueda salir adelante. Está en nosotros, mostrarles el abanico de realidades posibles y ayudarlos a entender que a pesar de que los sueños de ser astronautas terminaron (para unos), aún se pueden lograr grandes cosas.