Este último tiempo, nos hemos visto enfrentados a distintos desafíos de la naturaleza, terremotos, tsunamis, explosiones volcánicas, inundaciones. No podemos desconocer los huracanes que se supone llegarán muy pronto a distintas localidades del planeta, especialmente en Norte y Centroamérica.
Cada una de estas experiencias trae una connotación de pánico colectivo, que en la medida que es anunciado frecuentemente por los distintos medios de comunicación, se va potenciando como miedo, hasta convertirlo en terror.
El problema de esa conducta es que mientras más se piensa, más se crea la desgracia, ya que la fuerza colectiva del inconsciente hace que el pensamiento se vuelva una realidad, es como crear una profecía, se lanza una idea en la mente de la sociedad y esta se manifiesta casi como un mandato establecido.
De esta manera el pánico se apodera del colectivo inconsciente, emitiendo un flujo constante de vivir aterrado ante tales circunstancias.
Ahora bien, la pregunta que surge frente a este complejo fenómeno es como poder enfrentar cada uno de estos desafíos. En profundas investigaciones, se ha comprobado que cuando una persona es dueña de sí misma y no se deja atrapar por las circunstancias externas, puede encontrar la perfecta solución para salir airoso frente a cualquier dificultad.
Si en lugar de fomentar el miedo, se potenciara la seguridad en cada cual, quizás otra sería la historia que se experimentaría. Todos sabemos que un concepto insertado en el colectivo inconsciente toma la forma que se le ofrece, es casi como un niño que tiene apenas 4 años y obedece ciegamente el mandato que se le va insertando. Por otra parte, es sabido que, a través de la repetición constante de la desgracia, esta finalmente se concreta, pues la capacidad creadora de los seres humanos es infinita.
Se dice que el hábito hace al monje, personalmente vivo en un país que constantemente es bombardeado por fuertes temblores y terremotos, sin embargo, la conducta de los habitantes de la zona es otra, ya casi no los toma en consideración, a no ser que sea de una enorme magnitud, pero de tanto repetir el fenómeno, las personas se han acostumbrado y su reacción es casi de normalidad. Por supuesto que existen casos en que aún no logran vencer el temor que les produce, más la forma es de tomarlo como parte de su sistema de vida.
Enfrentar con seguridad interna una situación, puede variar sustancialmente el resultado.
PAOLA RIOSECO PRADO
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