Toda estructura social requiere de constantes cambios, los que se van manifestando en función de los avances tanto tecnológicos, como sociológicos y psicológicos. Nada es estático, todo avanza con la velocidad del rayo, lo que implica tener que estar ajustándose constantemente a estas transiciones, sin casi tener el tiempo de comprender el proceso en profundidad.
Ahora bien, todo siempre tiene dos caras, el avance por una parte es necesario como parte de la evolución de la vida, más se sabe que para construir, es necesario destruir primero, pues para instalar las bases de lo nuevo, es vital dejar el espacio y/o abandonar lo antiguo para ser reemplazado.
Esto implica ciertos riesgos que son parte de este desarrollo y también como parte del control de un sistema, que básicamente requiere tener bajo su mirada, aquello que ocurre incluso en la intimidad del hogar.
Observando con mayor detenimiento, podemos detectar que cada acto, estaría fríamente calculado. Tenemos el ejemplo vivo de la corrupción, ha aumentado considerablemente la violencia del planeta en base a robos, asaltos u otras niveles de agresión, lo que implica que para poder cuidar o proteger a la ciudadanía, se han generado controles extremos, como cámaras de vigilancia, drones, etc., lo que implica que cada movimiento humano está siendo observado por un control central.
Por otra parte, la tecnología en la medida que avanza, tiene absolutamente toda la información de cada paso que desarrolla el ser humano. Tarjetas de crédito, pedidos al supermercado por internet, compras en línea, todo indica que mientras mas avanzamos, somos mayormente vigilados, teniendo incluso que estamos siendo observados vía internet, pues basta con poner nuestro nombre en Google, para que salga toda nuestra biografía, cuales son las paginas sociales en que participamos o nuestros gustos más íntimos. El hecho de ingresar a observar un tema tan solo en YouTube, de inmediato comienza a llegar ofertas en base a lo investigado.
Como vemos, el avance tiene sus bemoles, cuando existían las señales de humo sin duda que había mucha mayor privacidad, hoy en día, eso es impensado, a no ser que vivamos en una isla donde el avance de la tecnología no ha toca sus puertas y aun conservan sus espacios humanos, que les permiten sentirse más conectados con la naturaleza y sus beneficios, aun son capaces de conectarse a través de la mirada o el contacto directo.
Si bien es cierto que la conectividad ha permitido alcanzar espacios que en el pasado hubieran sido inalcanzables o impensados, hoy tenemos la información a la mano y especialmente, la posibilidad de conectar con amigos desconocidos que se vuelven cercanos o bien con familiares que se encuentran al otro lado del planeta.
Todo siempre tiene dos caras, es cierto que estamos vigilados, más lo que jamás se podrá tocar si no lo permitimos, es la esencia de cada uno, pues nuestro espíritu es intocado y aunque nuestra alma este manejada o manipulada, igual logramos conservar nuestra maravillosa libertad interna.
No pierda esa opción, usted igual la tiene a mano.
PAOLA RIOSECO PRADO
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