¿Qué es realmente la necesidad? Abraham Maslow ha creado en su teoría de las motivaciones, una definición separando las necesidades en distintos factores, basados en la frecuencia con que el ser humano se desenvuelve, partiendo desde lo básico hasta lo trascendente.
La primera necesidad es la fisiológica, que está sustentada en el hambre, la sed, el sueño y los deseos primarios. Luego viene la segunda. La necesidad de seguridad, que implica la protección a nivel físico.
La tercera se manifiesta en las necesidades sociales y afectivas, donde se detona la amistad, el cariño y las relaciones en general basadas en el amor.
La cuarta habla de la necesidad de autoestima, que se manifiesta en la autovaloración, el auto respeto y el auto cuidado, asimismo como el respeto y la consideración por los demás. Y la última necesidad según este genio, es la necesidad de realización, desde donde se desarrolla la condición espiritualidad.
Bajo estas denominaciones, todos los seres humanos estamos sustentados en aquellas necesidades, las que de una u otra manera gobiernan nuestra vida.
Sin embargo y más allá de toda esta clasificación, somos seres que si trabajamos en nuestro interior, bajo la real condición de desarrollar todos nuestros potenciales, aquellas necesidades se transformarían en talentos, dejando de manifestar los espacios vacíos y llenándolos con la satisfacción de saber que existe algo más grande en nuestro ser, en la profundidad de nosotros mismos, logrando una real independencia y sin tener que depender de factores externos para aprender a fluir en la verdad de cada uno.
Las necesidades clasificadas o no, son parte de un proyecto carcelario, que hace que siempre estemos atentos o pendientes de algo que no podemos aparentemente manejar y que nos atrapa en una realidad fantasiosa, que si tomamos consciencia plena, podemos transformar.
A lo largo de la historia, se nos ha dicho que por sí o por no, dependemos de factores externos para realizar nuestra vida, ya sea en condiciones morales, éticas, estéticas, etc. En cambio sí basamos nuestra vida en los principios fundamentales y universales, sabremos que tenemos la opción de regirnos por las mismas, por ejemplo la de Ley de Causa y Efecto, vale decir que todo aquello que realizamos, de una u otra manera regresa a nosotros multiplicado, al igual que el Principio de Correspondencia, que nos indica que aquello que está afuera es exactamente la información que tenemos en nuestro subconsciente, por ende si tenemos el pensamiento de que tenemos necesidades, simplemente las tendremos.
La libertad interna es un derecho universal e infinito y nos pertenece por derecho propio como herencia de esta hermosa humanidad.
PAOLA RIOSECO PRADO
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