En términos generales, el verbo es una palabra capaz de expresar una acción y de constituir una oración por sí sola. Su estudio y comprensión gramatical puede realizarse desde tres puntos de vista: morfológico, sintáctico y semántico.
Desde esta comprensión, el verbo tiene un poder implícito, que se va desarrollando en la medida que vamos expresando aquello que se desarrolla cómo idea y/o concepto basado en la creencia que cada cual sostiene como parte de su cultura, formación o inserción dentro de su medio sociocultural.
Todos sabemos que el verbo es uno solo, más allá de las distintas lenguas con que se interprete en este planeta. Cada idioma tiene su propia interpretación y forma de manifestación, lo que de alguna manera lo hace único.
Más si ampliamos la significación real de lo que implica el verbo, podremos darnos cuenta que los humanos tenemos una forma de decodificación que nos diferencia de los animales, sin descalificar el lenguaje de estos últimos, pues claramente tienen sus propios códigos de comunicación. La diferencia es que la forma de expresión del humano tiene un flujo energético basado en la facultad de poder desarrollar ideas, conceptos, formas y estilos.
Bajo esta premisa y en estas condiciones, el verbo humano alcanza una magnitud insospechada, pues claramente cada palabra pronunciada, genera una vibración, desarrollando otra de las grandes leyes del universo, la Ley de Vibración, que significa que todo lo que emitimos como sonido verbal, se manifiesta de inmediato en el universo, devolviendo la acción multiplicada de dicha expresión hacia nosotros mismos.
Es por eso que es tan importante tomar consciencia de lo que hablamos, en muchas ocasiones calificamos o descalificamos, sin darnos cuenta que en base a aquello, estamos realizando una creación real, la que puede ser constructiva o destructiva. He escuchado tantas veces la expresión, no… si es broma, sin embargo el universo no entiende de bromas, solo desarrolla lo que hemos emitido como sonido.
Si estamos intentando generar la verdadera unidad planetaria, es relevante tener en cuenta que nuestro verbo tiene un poder creador infinito y que si sabemos utilizarlo en forma constructiva, pues estaremos aportando un gran beneficio para todo y todos.
Es vital estar atentos a aquello que expresamos, especialmente en momentos de ira o descontrol emocional, pues es en aquellos momentos en que el flujo verbal se convierte en la peor arma destructiva que tenemos bajo nuestro alero.
Si estamos atentos, podremos ser un enorme puente para obtener la tan anhelada paz en esta humanidad, haciendo de nuestra expresión verbal, la mejor herramienta para lograrlo.
PAOLA RIOSECO PRADO
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