Una investigadora de la Universidad de Calgary informó que ha desarrollado un método para convertir los gases de efecto invernadero en valiosas nanofibras de carbono. A Mina Zarabian se le ocurrió el concepto al completar su doctorado en ingeniería química y petrolera en la escuela de ingeniería Schulich de la universidad.
Zarabian y su profesor, Pedro Pereira Almao, trabajaron juntos para desarrollar la técnica. Las nanofibras tienen múltiples usos industriales que incluyen el reemplazo de metal en automóviles y aviones, turbinas eólicas, fabricación de baterías y construcción.
“Este es un proceso que convierte el gas natural y el CO2, el dióxido de carbono, ambos conocidos como gases de efecto invernadero, en nanofibras de carbono sólidas que se pueden vender en un ladrillo o en polvo para muchas industrias que las utilizan“, dijo Zarabian durante un recorrido por su laboratorio.
“Se puede usar en cualquier lugar que pueda imaginar (…) vehículos de transporte para hacerlos más livianos y duraderos, de modo que puedan ahorrar más combustible” argumentó la investigadora.
La transformación pasó de sus inicios teóricos en el laboratorio de química a un modelo de trabajo en la universidad. Líneas de tanques de dióxido de carbono y metano se alimentan en una pequeña cámara del tamaño de un globo. Una vez que se expone al calor extremo, aparece un residuo de polvo negro en un tubo de vidrio. Una pieza de metal en el tubo actúa como un catalizador.
“Es la salsa secreta de nuestro proceso”, dijo Zarabian. “Lo bueno es que no es algo muy mágico o costoso o algún metal caro muy elegante. Es un metal normal que se puede encontrar en cualquier lugar con una gran cantidad de recursos”.
Las fibras de carbono son caras y actualmente cuestan alrededor de $ 100 por kilogramo, indicó Zarabian.
