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Salsa, bachata, tango y kizomba, el lenguaje de los cuerpos

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Kizomba
Fuente: Youtube

Los compases de un estilo que derrocha sensualidad, movimientos de caderas que van de lado a lado despertando pasiones, desinhibiendo al más cauto y transmitiendo la alegrí­a y el sabor que caracteriza al caribeño.

Algo que todos los latinos tienen en común y en cantidad, es el ritmo, ritmos que permiten la conquista y levantan la autoestima. La seducción y el calor tropical que se desprende de cada movimiento en la pista de baile, solo es comparable con el deseo de dos amantes que se refugian para desbordar pasión. 

De costa a costa, Latinoamérica exuda alegrí­a, la fusión de ritmos y melodías románticas como la bachata, el merengue, la salsa, la kizomba y el tango, se han convertido en una cultura más allá de sus fronteras.

Solo quien se ha dejado llevar por una melodí­a tropical, conoce la energí­a que se descarga en la pista de baile, la electricidad que recorre los cuerpos al contacto del otro, esa sensación de agitación entre vueltas, el vaivén rápido y luego lento de las caderas que se funden en una sensual proximidad.

En todos los ritmos latinos, el varón es el que guía y la mujer la que tiene que seguirle el paso. Se pone en práctica entonces, el tradicional dicho que reza: “El hombre propone y la mujer dispone”, pues a fin de cuenta, es la mujer la que le pone la sensualidad al baile con el movimiento de sus curvas, dejando a más de uno sin aliento.

[blockquote style=”2″]La seducción y el calor tropical que se desprende de cada movimiento en la pista de baile, solo es comparable con el deseo de dos amantes que se refugian para desbordar pasión. [/blockquote]

Contoneo y sabor

La mayoría probó por primera vez los encantos del contoneo de caderas en alguna reunión familiar, es como un ritual de paso de la infancia a la adultez, una necesidad de transmitir a los jóvenes la pasión por los ritmos latinos.

Rara vez encontrarás a un joven escuchando salsa o merengue espontáneamente, sin lugar a dudas los principales íconos musicales del género florecieron hace más de 20 años, pero cuando surge la oportunidad y se descubre la pasión de baile, no hay quien se resista a su hechizo.

Es algo que corre por nuestras venas, hasta el que no baila, escucha salsa y se mueve. Es algo incomparable. El sabor lo traemos y eso ya nos hace recorrer demasiado camino, sin embargo, sentir la música y transmitir esa pasión a través de los pasos no es tan fácil como parece.

El movimiento de caderas característico en la salsa, surge de una manera natural en el cuerpo, cuando doblas y estiras las rodillas. Es el resultado de lo que haces con tus pies, el cambio de peso en tu cuerpo y el movimiento de las rodillas.

Una rutina de conquista

La salsa y más aún la bachata, estimulan a los que bailan a descubrirse en un coqueteo sensual, donde la música es el papel y el cuerpo la tinta. La bachata crea una rutina que no es solo buena para el cuerpo, sino para el alma.

El ritmo lento y suave de la bachata, obliga a bailar muy pegados, permitiendo el contacto de dos que sumidos en letras románticas se olvidan del mundo. El vaivén de los cuerpos crea una atmósfera apasionada, que ayuda a más de uno a reencontrarse con la pareja y por qué no, a conquistar.

Intuición y proximidad

Fundirse en otro cuerpo, ser uno al ritmo de la melodía, la kizomba exige a la pareja de baile alcanzar un nuevo nivel de proximidad, obligándolos a intuir y sentir movimiento del compañero.

Tal vez su atractivo visual es lo que lo ha vuelto tan popular. Los compases de su melodía angoleña, han evolucionado dando paso a un nuevo mundo de seducción y sentimiento, otorgándole un lugar preponderante en el baile moderno.

Su música tiene semejanzas con otros ritmos hermanos como la brasileña lambada y su coreografía ha sido enriquecida por aportes de otros bailes como la bachata y el tango.

El movimiento se origina en un abrazo íntimo, el hombre abraza a la mujer con el brazo derecho y la mujer rodea con su brazo izquierdo el cuello del hombre, apoyando la cabeza con delicadeza en él.

En la kizomba, los pasos y las figuras caminadas se realizan con una cadencia pausada al ritmo de la percusión, de modo que el hombre busca normalmente que la mujer camine de la forma más relajada posible, dando pasos pequeños y proponiendo cambios de ritmo suaves. Se busca siempre que el hombre improvise a partir de la musicalidad, dando al baile una sensación de gran suavidad y armonía.

Poesía en movimiento

Un lenguaje que se origina en lo más profundo del ser, el tango, más que técnica requiere de emoción y sentimiento. Cada movimiento es un bramido de pasión, un gemido de deseo, que sin soltarse se combina en una coreografía mitad rutina, mitad improvisación.

[blockquote style=”2″]Un monstruo de dos cabezas, una bestia de cuatro patas, lánguida o vivaz, que vive lo que dura una canción y muere asesinada por el último compás.[/blockquote]

La escritora argentina Alicia Dujovne Ortiz la ha descrito así­: “Un monstruo de dos cabezas, una bestia de cuatro patas, lánguida o vivaz, que vive lo que dura una canción y muere asesinada por el último compás.

En la práctica del tango todo se entrelaza, las miradas, los brazos, las manos, surge una magia entre dos cuerpos, que alcanzan el éxtasis de la sensualidad de los más apasionados amantes. Movimientos que cuentan un relato de pasiones épicas, más allá de la realidad.

Rompiendo fronteras

Los ritmos latinos han trascendido tiempo y espacios, llegando a posicionarse como favoritos en los más recónditos paisajes. Donde hay un latino, el sabor tropical está presente.

No es extraño ver academias de baile latino en las principales ciudades canadienses, noches temáticas en los clubes, donde reina el son tropical. Merengue, salsa, tango, bachata se apoderan de las horas, donde los cuerpos relucen transpirados al movimiento de caderas.

El sabor que corre por las venas del latino nunca para, donde suene el compás, habrá alguien dispuesto a recorrer la pista con contoneos y giros. El uno, dos, tres que relata una historia de sensual conquista, pasión desbordada y deseo liberado en tres minutos, donde dos cuerpos, se funden en uno.

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