El trabajo duro obtiene su recompensa, esto fue lo que le sucedió a Carlos Gonzáles, un colombiano residenciado en Calgary, quien fue homenajeado con el premio Premio Leo Sheftel Memorial, por el Carriage House Inn.
Según reseña la merecida placa, Gonzáles es un miembro del equipo que encarna el lema del Carriage House Inn: “Cuidamos de usted”, por eso la administración del hotel donde labora, decidió darle esta maravillosa sorpresa.
Este reconocimiento fue hecho, como explica Carlos, gracias a su buena actitud, colaboración y dedicación al trabajo. “La verdad que esto lo más importante, es lo que representa para mí, ese agrado por servir a los demás, por siempre estar al tanto de todo, luchar sin importar lo que se presente y con la mejor actitud” destaca.
“No hablo inglés, entiendo todo lo de mi trabajo, pero es un reto” señala Gonzáles quien dice estar muy feliz en su trabajo y con este premio que le han otorgado. “Hacer siempre lo correcto es algo muy gratificante” recalca.
Carlos Gonzáles partió hace 13 años de su natal Colombia y relata que han sido muchas las experiencias vividas. Vivió en Estados Unidos un tiempo, donde pudo reencontrarse con su hijo mayor, pero posteriormente decidió emigrar a Canadá para regular su situación migratoria.
Su travesía al “gigante del norte” no fue fácil, el primer intento fue fallido, pero luego “por promesas de Dios” – como asegura Carlos – a los meses fue contactado por una persona que finalmente lo ayudó a llegar a este país.
“Aquí ha sido maravilloso, viví en Montreal, estuve corto tiempo en ayudas del gobierno porque pronto conseguí trabajo. Trabajé duro, pero fue muy gratificante. Encontré mucha gente a la que le ha llamado la atención mi actitud y me han apoyado en el camino” explica.
Siempre con Dios y la familia
Carlos Gonzáles relata que tiene una familia muy unida y colaboradora en las buenas y malas. Sin embargo, rememora que “hace dos meses falleció mi madre y no pude estar presente en ese momento, pero en mi corazón siempre está”.
De igual forma, destaca que en el 2009, en un momento “duro, de una situación de desilusión, de muchos sentimientos encontrados porque no me pude legalizar en Estados Unidos, allí alguien me habló de Dios”. Subraya que desde ese momento empezó a participar activamente en la Iglesia y se siente muy feliz de conocer todas las maravillas de Dios. “Eso lo llena mucho a uno de valor y respaldo para la vida. Todos estos años lo más maravilloso ha sido conocer al Señor.”
También menciona lo orgulloso que se siente de sus hijos Diego Humberto Gonzáles y Carlos Felipe Gonzáles, y agradece a Dios la posibilidad que le ha dado de seguir ayudando y estar pendiente de su hijo menor, quien se quedó en Colombia.
Finalmente, respecto al premio que recibió expresa: “Estoy muy feliz de ver que todo lo podemos realizar, solo es cuestión de proponérnoslo. Siempre con una buena actitud, con honestidad, sinceridad, con humildad, esas son las cosas bonitas y gratificantes de la vida que nos da Dios”.
