Los seres humanos utilizamos miles de palabras diariamente. Según la neuropsiquiatra norteamericana Louann Brizendine, son 13.000 en el caso de los hombres y 20.000 en el de las mujeres. Se trata de una habilidad casi intrÃÂnseca en nosotros; la desarrollamos con la voz o con los gestos.
Sin embargo, aún estamos lejos de dominar completamente el arte de la palabra. Mi mentor Anthony Robbins asegura que “la forma en que nos comunicamos con otros y con nosotros mismos, determina la calidad de nuestras vidas”.
De manera habitual interactuamos con cientos de personas, en diversos grados emocionales. La comunicación se convierte en una herramienta de supervivencia para convivir con nuestros seres queridos y amigos y para manejarnos por el mundo, ahora también digital.
Por ello me gustarÃÂa comentar algunas de mis reglas de oro para comunicar eficazmente:
- Reflexiona sobre las consecuencias de tus palabras. Como decÃÂa el filósofo Isócrates, “antes de hablar, piensa lo que vas a decir; la lengua, en muchos, precede a la reflexión”. Soy un fiel defensor de la verdad; sin embargo, la sinceridad no contradice el cuidado de los sentimientos. Elegir una palabra u otra, establece la diferencia.
- Sé consciente de tu lenguaje no verbal. Perfecciona la concordancia entre palabras y gestos, para transmitir con éxito tus pensamientos y evitar los malentendidos. Si tus palabras no son exactas, tu cuerpo te ayudará a definir el mensaje.
- Escucha. Como explico en mi libro “El poder de escuchar”, saber escuchar deberÃÂa elevarse a la categorÃÂa de arte, pues es parte esencial de nuestras necesidades básicas, consciente e inconscientemente. De manera activa trabajamos para adaptar y alinear el diálogo a las perspectivas del interlocutor.
- Gestiona mejor el tiempo dedicado a las nuevas tecnologÃÂas. En este mundo globalizado, nos alejamos en vez de acercarnos. En circunstancias decisivas, una conversación cara a cara facilita captar las emociones de nuestro mensaje para comunicar con éxito.
Debemos dedicar tiempo a desarrollar el arte de la comunicación, porque asàincrementaremos nuestras posibilidades de excelencia y bienestar en los ámbitos personal y profesional. Mucha razón tenÃÂa Pericles, el polÃÂtico de la antigua Grecia: “El que sabe pensar, pero no sabe expresar lo que piensa, está en el mismo nivel que el que no sabe pensar”.
POR ISMAEL CALA
@CALA
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