El primer refugio para elefantes en Latinoamérica fue abierto con la intención de ofrecer a los animales liberados del cautiverio, la posibilidad tener una vida en libertad, en un lugar seguro y con la atención y cuidados que muchos necesitan.
La decisión de crear este santuario en Brasil, básicamente se centró en la urgente necesidad de darle solución al abandono de fauna silvestre que se presenta en paÃÂses como Brasil, Chile y Argentina.
El número de elefantes adultos que se quedan sin hogar, por el cierre de zoológicos o por legislaciones que han prohibido a los circos el uso de animales en sus espectáculos, ha crecido significativamente en los últimos años.
El refugio se encuentra en Mato Grosso, Brasil, y dispone de 1.100 hectáreas protegidas que les permiten a los elefantes rescatados, disfrutar de la libertad de vivir en la selva tropical. Se espera que con el tiempo lleguen varias docenas más de estos animales, que tendrán la oportunidad de tener atención veterinaria en un contexto acorde a sus hábitos silvestres.
Uno de los promotores del proyecto es Scott Blais, un estadounidense que colaboró con una iniciativa similar en Tennessee en 1995. Aunque explica que lograr conformar este lugar no fue sencillo, considera que actualmente: “Las sociedades de todo el mundo se están empezando a dar cuenta de los traumas que se les han causado a estos animalesâ€Â.
Uno de los problemas más graves que enfrentó Blais junto a sus compañeros, fue la ausencia de tÃÂtulos de propiedad para la tierra que les habÃÂan donado en un primer momento. Esta complicación legal, casi frustra el proyecto, sin embargo, el grupo decidió seguir adelante y compró un terreno en el sur del estado, con un costo aproximado de un millón de dólares a pagar en cinco años.
Los expertos consideran que los animales que han vivido en cautiverio toda su vida, no pueden ser ingresados a la vida silvestre, ya que no sobrevivirÃÂan. Sin embargo, la creación de estos santuarios puede representar una gran mejora en la calidad de vida de estos animales. Actualmente se han establecido refugios similares en Estados Unidos, Malasia, Tailandia y ahora Brasil.