El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la imposición de tarifas aduaneras de hasta el 25 por ciento a las importaciones de acero y hasta un 10 por ciento a las de aluminio, para “reconstruir nuestros sectores del acero y el aluminio”.
Esta medida afecta directamente a Canadá, siendo uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos. La política proteccionista de Washington podría desatar una guerra comercial entre ambas naciones, afectando a miles de trabajadores en ambos lados de la frontera.
Para aplicar las tarifas, Estados Unidos está invocando una cláusula poco utilizada en una ley comercial de 1962 que le permite al presidente declarar aranceles si lo requiere la seguridad nacional. La Casa Blanca argumenta que la redacción es amplia y que la seguridad nacional también podría incluir el empleo y la estabilidad económica de la industria nacional del acero.
La decisión ha causado revuelo en la Casa Blanca. El senador Lindsey Graham mencionó las plantas de Volkswagen y BMW en su estado y expresó temor de cómo una guerra comercial podría afectar los empleos allí. Dijo que hay razones para perseguir a China por robo de propiedad intelectual y dumping de productos, pero esto está afectando a todos los objetivos equivocados.
Asimismo, Graham comentó en una entrevista, dirigiéndose a Trump que “Estás castigando al consumidor estadounidense y a nuestros aliados. Estás cometiendo un gran error aquí. Busca a China, no al resto del mundo”.
El ataque del presidente Trump contra Canadá se ha hecho reiterativo en las últimas semanas, asegurando que Estados Unidos “Pierde mucho con Canadá”. “Canadá es muy suave. Quieren hacerte creer que son maravillosos. Y lo es para ellos. No maravilloso para nosotros”, declaró el lunes el mandatario.
La Casa Blanca informó que se realizará un anuncio la próxima semana, sobre las decisiones finales respecto a los aranceles. No obstante, el Gobierno de Canadá advirtió que tomará “medidas de respuesta” si Washington impone restricciones a su acero y aluminio, como parte de las nuevas tarifas anunciadas.
La ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, notificó en un comunicado que “Si se imponen restricciones a productos canadienses de acero y aluminio, Canadá tomará medidas de respuesta para defender sus intereses comerciales y trabajadores”.
Estados Unidos vende a Canadá más acero del que compra a su vecino del norte hasta el punto que Washington tiene un superávit comercial en este sector de 2,000 millones de dólares.
