Verse enfrentado a situaciones conflictivas o dudosas es un enorme desafío. Frente a ello emergen emociones que pueden ser contrastantes como el miedo, el bloqueo mental o cualquier otro elemento que pueda lograr una salida concreta.
Bajo estas circunstancias puede existir la tendencia a esconderse, buscando cualquier otra situación o algún detonante que haga olvidar para evadir la posibilidad de encontrar una solución adecuada.
Ojos que no ven, corazón que no siente. Tantas veces se repite casi como broma, que entra en el subconsciente y queda programado como parte de nuestro sistema de vida. El punto es que los ojos que no ven, inexorablemente caerán en la ignorancia o en la falta de un conocimiento que les permita defenderse.
En el pasado se nos ponía una venda en los ojos, como una forma de escapar de tanta aparente y horrenda realidad. Hoy las vendas están siendo arrancadas de manera inexorable y estamos viendo los horrores que durante siglos fueron ocultos, más aun así, tantas personas prefieren seguir con aquellas vendas, pues implica tener que movilizarse de la zona cómoda, aquel espacio donde sienten que conocen las bases y sobre el cual se moviliza con aparente tranquilidad.
Todo esto, es claramente producto de una formación cultural, cuya base es precisamente vivir desde el ángulo de la mentira, donde cada acto fallido era castigado severamente en términos sociales, por lo tanto en la búsqueda de la perfección, se postuló por aquella imagen que solo tenía que ser afirmada en la apariencia y quien no lo hiciera, tenía que vivir las consecuencias y el castigo social por el simple hecho de haber cometido uno o varios errores.
Nada hay más peligroso que la evasión, pues bloquea todo tipo de avance, cualquier posibilidad de progreso queda limitada y el estancamiento quiebra el desarrollo integral de una persona.
Ahora bien, como la maestra vida es tan extremadamente sabia, de una u otra manera ofrece la opción de enfrentar todo aquello que no se trasciende, es decir, que si la persona evade, tarde o temprano el hecho o acontecimiento regresará e inexorablemente pondrá la prueba a fin de superarla.
Por lo tanto y desde esta perspectiva, lo mejor es saber enfrentar con hidalguía cualquier situación, claramente sabemos que en la vida todo tiene arreglo, nada es tan determinado ni determinante como para quedarse atrapado, pese a que hemos sido adoctrinados para ser evasivos, de una u otra manera, la humanidad ha ido cambiando gradualmente y hoy se está logrando expresar lo que se siente desde una mayor transparencia.
PAOLA RIOSECO PRADO
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